Aprender o morir

 

Me lo dieron todo hecho. Buenas amigas consiguieron en Madrid un local adecuado para hacer una exposición de un día e hicieron un cartel para anunciarla y convocaron a gente. En resumen, pusieron a mi disposición su profesionalidad y me brindaron su ayuda para que aprendiera a organizar un evento de venta y de relación con profesionales del área. Además de su inestimable compañía toda la jornada.

Todo fue muy rápido y os voy a enseñar cómo planeé la exposición y cómo quedó. Una noche para hacer las fotografías y pensar, unas horas para montarla, otras para estar allí con la gente y otras para desmontarla. Poco más de 24 horas.

El local era una cueva del Madrid antiguo, muy cerca de las Cortes, en los bajos de un restaurante. Quizá fue una antigua bodega donde guardaban carbón. Al verla me encantó, era bonita, diferente de todos los sitios donde había expuesto y su rusticidad pensé que contrastaría bien con la delicadeza de los cristales. Medí todo, anoté en dónde había focos, hice fotos y compuse una imagen del local, a la que añadía a escala las peanas y mesas en las que pondría los cristales.

posibilidades

Estas imágenes son dos de las posibilidades que contemplé, la de la izquierda era mi preferida y la de la derecha es la que elegí porque quería exponer más obra.

Ahora veréis el resultado, no sé si con las fotos os llegará el ambiente cálido y armonioso que creamos entre la bodega, sus ladrillos, los cristales, los cuadros, la música, los del restaurante, sus deliciosas tapas, los que vinieron a ver la exposición, los amigos y amigas, uno de mis hermanos y yo.